La Escuela de Trasvía
El interés por la educación está íntimamente ligado a la historia del pueblo de Trasvía. A pesar de tratarse de un pueblo agricultor y ganadero y de escasa población, sus habitantes siempre han intentado asegurarse de que se encontraba el espacio para recibir la formación necesaria tanto para los niños como para los más mayores.
Los mayores del pueblo cuentan también cómo, en el siglo XIX, el propio Marqués de Comillas, en aquellos días un humilde vecino de Comillas, subía hasta Trasvía para recibir la educación necesaria. Se dice que en la escuela de Comillas le regañaban mucho porque no se sabía el cartel, esa tabla que por entonces se colgaban de las paredes y sobre la que se escribían las letras, los números y las primeras pautas de lectura.
1894 La escuela
Fue, de hecho, el hijo del marqués, Claudio López Brú, quien regaló al pueblo de Trasvía la construcción de su escuela, en el año 1894, en memoria de su padre. Él mismo se encargó de traer al maestro Don Pedro al pueblo para que impartiera las clases.
La escuela está ubicada en el centro del pueblo entre la iglesia y el parque de recreo infantil.
Este edificio consta de tres plantas: En el bajo es en donde se sitúa la zona escolar, en el primero, la vivienda del maestro y, más arriba, el desván.Claudio López Brú
Tras la muerte del primer maestro, llegó a Trasvía Doña Lucía, una cacereña muy joven por entonces que era muy querida por todos y que abandonó su plaza fija cuando decidió volver su tierra a causa de la guerra. Aún algunos la recuerdan por haber sido ella quien les enseñaba juegos rítmicos y quien organizaba sesiones de comedia dos veces al año.
Doña Lucía y un grupo de niños hacia 1930
En los años de la guerra fue Nelín quien se ocupó de los niños para que no perdieran el hábito. A él, le siguieron otras maestras provisionales hasta que llegó la que sería la nueva maestra de Trasvía, Doña Rosario, quien educó a tres generaciones.
Niños de Trasvía
En el año 1975, las escuelas del municipio de Comillas se agruparon en un único núcleo, el pueblo de Comillas, y la escuela de Trasvía acabó quedándose vacía.
Julia García, conocida como Juli, llegó años después y propuso retomar la actividad de la escuela. Para ello, sugirió utilizarla como centro en el que escolarizar a todos los niños de la zona mayores de dos años en un tiempo en el que los menores de seis años no estudiaban. Así, cuando los niños de Trasvía bajaban a Comillas, el núcleo del municipio, a comenzar sus estudios de primaria siempre se decía: ¡Qué niños más listos los de Trasvía!
1970
En el año 1987, se empezaron a impartir las clases de infantil a todos los niños mayores de cuatro años en Comillas, por lo que nuestros escolares se comenzaron a unir antes al resto de los niños del municipio. El posterior descenso generalizado de esa edad de inicio de los estudios a los tres años conllevó, poco a poco, a la extinción de la actividad en la escuela de Trasvía.
Años más tarde, los habitantes de Trasvía decidieron intervenir para evitar la caída en completo desuso de la escuela-vivienda y recuperaron estas instalaciones para convertirlas en la nueva sede de la Asociación Marte, para lo cual se rescataron los viejos estatutos. El concejal por Trasvía, Alfonso Fernández, fue quien solicitó al Ayuntamiento de Comillas la donación de esta escuela al pueblo para que en ella pudiera instalarse la casa cultural de la Asociación Marte, a raíz de cuya concesión, la Diputación de Cantabria financió el arreglo de la escuela. La asociación quedó, así, constituida de nuevo, y se creó para su gobierno una nueva junta directiva, que es la que rige aún hoy en día.
1971
Una de las primeras iniciativas de la renacida Asociación Marte fue la de continuar con el grupo de teatro que había puesto en marcha la maestra Juli y del que formaban parte los niños de Trasvía. La representación tradicional del Día de San Andrés, patrón de pueblo, se mantuvo después de que tomara el relevo en la dirección del grupo Silvia Navarro, ayudada por Alicia Yague y Rosario Cuevas.
También, con el tiempo, se creó un grupo de pintura, a cargo de la profesora Elvira, quien intenta que sus alumnas reflejen sobre sus folios y lienzos no sólo imágenes realistas sino también creaciones más intimistas. Las obras de las alumnas se muestran en exposiciones que realizan anualmente en la sede de la asociación y que dan fe de los progresos que los integrantes del grupo van realizando.
1972 teatro en la escuela
Una de las primeras iniciativas de la renacida Asociación Marte fue la de continuar con el grupo de teatro que había puesto en marcha la maestra Juli y del que formaban parte los niños de Trasvía. La representación tradicional del Día de San Andrés, patrón de pueblo, se mantuvo después de que tomara el relevo en la dirección del grupo Silvia Navarro, ayudada por Alicia Yague y Rosario Cuevas.
También, con el tiempo, se creó un grupo de pintura, a cargo de la profesora Elvira, quien intenta que sus alumnas reflejen sobre sus folios y lienzos no sólo imágenes realistas sino también creaciones más intimistas. Las obras de las alumnas se muestran en exposiciones que realizan anualmente en la sede de la asociación y que dan fe de los progresos que los integrantes del grupo van realizando.
Actuando con Doña Rosario
Por último, el Gobierno Cantabro decidió recientemente subvencionar la instalación de un Telecentro, en la planta primera de la antigua escuela, a través del que facilitar el acceso a Internet y a las nuevas tecnologías de todos los habitantes del pueblo de Trasvía. El centro está abierto los martes y los jueves de 16:00 a 20:00 h., la entrada es libre y el uso de sus ordenadores, impresoras, ploter y escáner completamente gratuito. Jose Antonio Lebaniegos, quien está también a cargo del centro, da cursos para aprender a utilizar no solo los ordenadores sino también Internet; hasta la fecha, son muchas las personas que han solicitado y disfrutado de este servicio, para el que se ha contado con la aportación de profesores cualificados para la enseñanza de los cursos más avanzados.
Además, se realizan en la escuela cada cinco años comidas de hermandad organizadas para las personas mayores de 70 años en reconocimiento a su sabiduría, a su historia y a sus aportaciones a la conformación de la identidad del pueblo. Durante la comida, se cantan canciones populares, se cuentan historias compartidas y, al final, se les entregan a los mayores regalos y diplomas.