El Capricho de Antonio Gaudí
En el barrio de Sobrellano lindando a la Capilla–Panteón se proyectó “El Capricho de Gaudí”, por encargo de Máximo Díaz de Quijano, para uso estival y tomar los baños de olas que su concuñado el Marqués de Comillas puso tan de moda en la época en la villa.
Antes de proyectar “El Capricho”, Antonio Gaudí tenía una estrecha relación con la familia del Marques, dando muestras de su gran valor artístico; es de destacar que fue el yerno del Marques, Eusebio Güell, importante empresario Barcelonés, el mecenas de este joven artista.
Tras la gran pérdida de dos de los hijos del Marques, en el año 1876, se decide levantar la Capilla–Panteón para albergar sus cuerpos, y Eusebio Güell le encargara a Antonio Gaudí el diseño de los muebles para el interior.
En el año 1881, Antonio López motivado por la visita de Alfonso XII a Comillas, le realizo también un encargo menor, la construcción de un Kiosco Fumador , que fue colocado en los jardines de “La Casa de Ocejo”.
Fue el año 1883 un gran año para Antonio Gaudí, el inicio de su carrera arquitectónica, donde se le encargo, no solo la edificación de "El Capricho" en Comillas sino que a la vez en Barcelona va a llevar a cabo otras obras de gran importancia como la construcción de “La Casa Vicens” y se le propone continuar con la realización de “La Sagrada Familia”.
Comillas tiene el orgullo de tener la primera obra realizada por este genio de la arquitectura pues fue en 1885 cuando culmino la obra del Capricho. En la casa Vicens invertiría dos años más y como casi todos sabemos la sagrada Familia esta inconclusa.
En sus obras utiliza el binomio Arquitectura Naturaleza, En las primeras se aprecia además la influencia que tuvo en él la arquitectura oriental (admirado por obras que le llegaban a través de fotografías sobre todo de edificios mudéjares y otros países del este).
Cristóbal Cascante Colóm, compañero de promoción y buen amigo de Gaudí, va a llevar la dirección de obra del Capricho. Hay que tener en cuenta que, él, ya se encontraba residiendo en Comillas era el encargado de la dirección de los proyectos de Joan Martorell para la Capilla-Panteón, El Palacio de Sobrellano y El Seminario.
Era una casa exótica y vanguardista, que provocaba nuevas sensaciones acústicas, visuales y ambientales, pero para conseguirlo tuvo que vencer el obstáculo de un terreno abrupto.
Diseño una planta sótano adaptada al terreno, trabajada toda ella en piedra, dándole volumen cuando se hiciera necesario, aumentando y disminuyendo, según las pendientes le pedían para poder alzar la parte noble de la vivienda.
Para ello juega con sillares almohadillados y una estructura de piedra tallada en la fachada principal, las ventanas las adorna con ménsulas con grabados de estilo mudéjar así como los contrafuertes.
Una vez conseguido nivelar el terreno destinara esta planta a las dependencias del servicio, la lavandería, la cocina, la bodega y las cocheras.
Diseño dos niveles más, una planta noble para la vivienda y otra abuhardilla. Una de sus peculiaridades es ver como la casa está exenta de aristas, de formas redondeadas, diferenciando los tres niveles a través de su decoración.
Las tres plantas estaban conectadas mediante una escalera de caracol, de sección octogonal, situada al final del pasillo y otras dos más pequeñas, también del mismo tipo, al lado y en el interior de la torre.
En la primera planta, la zona noble del edificio, se situaban las habitaciones todas tenían vistas al jardín, se comunicaban entre sí por un pasillo que a su vez comunicaba con el invernadero.
Es de destacar que todos los dormitorios tenían cuarto de baño, incorporado en un cuerpo anexo al que se acedia desde la misma habitación.
El gran salón, o sala de música, ocupa la altura de los dos pisos y para que desde el exterior no se apreciara la unión de estos, coloco una ventana tripartita en el centro.
A los lados dio salida a dos balcones de planta hexagonal en los que podemos apreciar una barandilla de hierro en la que se encuentra inmerso un asiento de madera, adornado con una pérgola cóncava, también de hierro forjado donde poder colocar un toldo.
Tiene la peculiaridad de estar mirando al interior, demostrando la capacidad creativa e interpretativa de Gaudí, ya que no solo quería darle la función de asiento también la recreativa, Máximo era un gran amante de la música, así podría disfrutar de la que sonaba en el interior del salón, haciendo así otro guiño con la música, parte integrante de todo el Capricho.
El original intento de integrar la música se aprecia también en la utilización de ventanas de guillotina, este sistema estaba sonorizado mediante un mecanismo que producía efectos musicales, a través de contrapesos y tubos de metal, al abrirlas y al cerrarlas se producía un armonioso sonido de campanillas, como cada ventana tenía un sonido diferente, podría decirse que se producía el efecto de una caja de música.
Otro motivo singular, lo representan las vidrieras de colores, con que adorno algunas ventanas, jugando con la unión de animales e instrumentos musicales. Se conservan dos, una con un pájaro en actitud de tocar un teclado y otra con una libélula tocando una guitarra. Quedando clara, otra vez, su admiración por la música.
En el exterior para la parte del sótano utiliza un basamento de sillares para diferenciarlo de la primera planta, que recubre de cerámica y ladrillo visto.
El elemento más destacado de las piezas de cerámica es la figura del girasol, en amarillo, y la hoja de la planta, en tonos verdes, (traídos de la fábrica de cerámica del Señor Vicens en Barcelona, el dueño de La Casa Vicens).
Este es otro de los juegos simbólicos que podemos encontrar en el edificio, así como el girasol gira en torno al sol para captar sus rayos, Gaudí distribuyo las habitaciones de la casa relacionándolas con su sentido funcional, de manera que siguieran el movimiento del sol, así captaban toda su energía y las hacían más agradables. Los primeros rayos del sol caían sobre la sala del desayuno y tocaban al ocaso en el salón. Esta primera planta está totalmente decorada, mezcla el ladrillo visto con la cerámica policromada en líneas horizontales. En la cerámica jugara con la figura del girasol en amarillo y la hoja de este en tonos verdes.
La cornisa que rodea todo el edificio la engalana con voladizos de ladrillo recubiertos con cerámica y la flor del girasol.
Como podemos ver también la parte exterior de las chimeneas las recubre con el mismo material.
La parte superior es más reducida, en donde se sitúan los trasteros y el hueco del salón.
La entrada principal la remata con una esbelta torre mirador, que se origina en un pórtico de piedra semicircular sostenido por cuatro columnas, de fuste liso, sobre los que vemos los capiteles decorados por una guirnalda de flores, un ramo de palmito con las puntas dobladas, en las que se alojan cuatro figuras de pájaros.
Encima de los arcos adintelados que sostienen las columnas, coloco un voladizo con una balconada circular, protegida por una barandilla de hierro forjado, decorada con hojas de parra y lo que podrían ser corcheas, otro intento de transmitir su amor por la musica.
A continuación surge una larga torre que en su parte superior se ensancha con otra balaustrada de iguales características desde donde se podía ver el mar, y desde aquí, sobre cuatro columnas de hierro, lo remata con un minarete de estilo mudéjar.
La torre la cubre de cerámica, a modo de damero, intercalando el girasol con cerámica policromada verde.
Para dar luz al interior abre a lo largo del recorrido unas pequeñas ventanas,
En la parte posterior de la casa diseño un invernadero para que Máximo Díaz de Quijano amante de las plantas exóticas tuviera un espacio para cuidarlas, protegiéndolas de las inclemencias del tiempo, muchas las traía de sus viajes a ultramar, lo que requería cuidados especiales.
Para decorar la parte trasera y salvar la diferencia de niveles existentes construyo un muro de ladrillo visto en forma de exedra, mezclando la cerámica blanca con los ladrillos vistos colocados en espiga.
Las columnas que remata en unas jardineras las adorna con cerámica vidriada, volviendo al girasol, dando un gran encanto al conjunto. Para Antonio Gaudí tan importante como la casa era el diseño de los jardines que la acompañaban.
A través de una escalera subimos a la parte más alta, desde donde se puede rodear el terreno para ver el jardín, al que le dio forma de herradura, lo quedenota la influencia de la arquitectura oriental, llevándonos otra vez al estilo mudéjar con este elemento.
En el jardín también situó una cueva, cavidad que colocaba en muchas de sus obras. Dentro armo un banco de piedra, donde poder sentarse, y una ventana desde la que admirar en todo su esplendor “El Capricho”.
La contemporaneidad de “La Casa Vicens” y “El Capricho” explica que ambas utilicen un lenguaje muy próximo, por lo que se pueden encontrar varios aspectos muy parecidos, como su clara simplicidad constructiva y una abundante decoración exterior.
En la casa Vicens en vez de utilizar el girasol, en la cerámica, prefiere decorar la fachada con la flor del crisantemo.
Pero en ambas, al ser de la misma época, utiliza los mismos materiales el ladrillo visto, la cerámica policromada, realizada toda ella en la Fabrica del Señor Vicens, el hierro forjado y la piedra, engalanando las dos casas con unos bellos jardines.
“El Capricho”
diseñado por Antonio Gaudí fue declarado:
•Monumento histórico en 1969.
•B I C , desde el día 10 de Julio de 1997.
•Y paso a ser propiedad de un grupo japonés desde el año 1992.